Indígenas waoranis exigen ser involucrados en el cierre y desmantelamiento del bloque 43-ITT
Nota de El Universo
Nota de El Universo
Para Radio Iluman.
Entre el 16 y 18 de agosto se realizó en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, el 2° Encuentro Latinoamericano de Defensoras Ambientales para la Acción Climática. Fue organizado por Plurales, Colectivo CASA y Tierra Viva y participaron más de 40 mujeres representantes de 30 organizaciones de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Guatemala, Honduras, Nicaragua, México y El Salvador.
Este espacio se suma a fortalecer e impulsar alianzas entre las organizaciones de defensoras ambientales, campesinas, indígenas, afrodescendientes y urbano marginalizadas de Latinoamérica para llevar adelante acciones colectivas en defensa de los territorios, compartir estrategias de incidencia, visibilizar y fortalecer las iniciativas que llevan adelante por la justicia de género y justicia climática.
Marisol Angulo, integrante de la Red Ecuatoriana de Forestería Análoga (REFA), participó del encuentro y cuenta que “nos ha parecido de gran energía al momento de compartir experiencias, de escuchar a las compañeras que tienen la misma problemática. Podremos tener límites en los territorios donde vivimos en cada país, pero no hay límites en nuestros espacios como mujeres donde nos desenvolvemos porque las necesidades son iguales, son idénticas. Aquí hemos encontrado ya las herramientas para seguir en nuestros espacios la lucha feminista frente al cambio climático”.
¿Por qué encontrarnos?
Actualmente, las desigualdades estructurales que sufren las mujeres campesinas, indígenas, afrodescendientes y urbano empobrecidas se profundizan debido a lal crisis climática, crisis económica global, medidas de ajuste tomadas por los Estados de Latinoamérica, el aumento de la concentración de poder del capital financiero y avance del extractivismo sobre los bienes naturales, elementos que no hacen más que seguir sosteniendo, perpetuando y profundizando el actual sistema capitalista.
Las industrias extractivas, minería, petróleo, agronegocios, entre otras, dañan seriamente los bienes naturales y traen graves consecuencias en la salud, seguridad alimentaria, actividades productivas y permanencia en los territorios de las mujeres, niñas y jóvenes. Las inundaciones, sequías y frecuencia de otros desastres naturales, hacen que la crisis climática sea hoy más que nunca una realidad, afectando seriamente e impactando de forma diferenciada la vida de las comunidades campesinas e indígenas, pero principalmente de las mujeres y niñas, que históricamente asumieron las tareas del cuidado, reproducción y sostenimiento de la vida.
A este contexto, se suma el desequilibrio en las relaciones de poder en las cuales las comunidades, y en particular las mujeres, defienden sus tierras, territorios y bienes comunes, poniendo en riesgo hasta su propia vida, además de sostenerla cotidianamente. Las violencias físicas, psicológicas, políticas, patrimoniales, sexuales y ambientales se multiplicaron dentro de este patriarcado con múltiples caras: religioso, institucional, estatal, extractivo e incluso humanitario.
Aún en este adverso escenario, las mujeres campesinas, indígenas, afrodescendientes y urbano marginalizadas sostienen la voluntad de impulsar articulaciones para desarrollar acciones conjuntas de incidencia, visibilización y comunicación de problemáticas y sus iniciativas para enfrentarlas. Las mujeres en los territorios están construyendo horizontes de justicia climática desde la cosmovisión de sus pueblos y en sintonía con los modos de vida. En este marco, el 2° Encuentro Latinoamericano de Mujeres Defensoras Ambientales para la Acción Climática sigue impulsando agendas climáticas feministas para la defensa de los territorios.
Al igual que del 1° Encuentro, surgió un pronunciamiento construido colectivamente como portador de las voces de todas estas mujeres y sus territorios y que pronto será compartido públicamente. Mientras tanto te invitamos a ver el pronunciamiento del 1° Encuentro.
Clara Merino Serrano, del colectivo Luna Creciente de Ecuador, explica que “me parece que es un paso pero nos toca super fuerte seguir creando unidades desde las mujeres de los territorios en épocas muy graves que vivimos de grandes retrocesos desde los sistemas capitalistas, patriarcal y colonial contra nuestros pueblos y sobre todo contra nosotras las mujeres”.
Para las miembras de la Escuela feminista para la Acción Climática (EFAC) este encuentro resultó un paso importante para seguir trabajando en el proceso de formación, fortalecimiento e intercambio que dimos inició en 2021 con el surgimiento de la escuela.
Mariela Melgar Ibáñez, representante del Colectivo de Mujeres del Chaco Americano, concluye que “el desafío es grande, seguir con esta lucha, la resistencia, pero acompañadas. Articuladas con todas las mujeres que hemos venido a este Encuentro y con todas las que no han podido venir”.
*Fotos: Angirü Bolivia
Un grupo de mujeres indígenas, campesinas, afrodescendientes, quilombolas y urbanas precarizadas, defensoras del ambiente y del territorio se reunieron para realizar una campaña para luchar contra los megaproyectos del extractivismo y los efectos de la crisis climática, impulsando prácticas de cuidado de la tierra, el territorio y los bienes comunes, y una vida libre de violencias y enfocada en el buen vivir. Ellas integran comunidades, movimientos, organizaciones y redes de diferentes países de América Latina: México, Honduras, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Ecuador, Brasil, Paraguay, Bolivia y Argentina.
El grupo se formó luego de la formación virtual en la “Escuela Feminista de Acción Climática EFAC”, coordinada por Fundación Plurales, y en la “Escuelita por la Justicia Climática Feminista”, coordinada por el Colectivo CASA y la Red Latinoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Sociales y Ambientales. Tras la formación de dos años, se encontraron presencialmente para intercambiar experiencias, compartir la diversidad de estrategias que las mujeres han construido en la defensa del ambiente y los territorios a nivel local y regional, así como plantear nuevas estrategias de lucha e incidencia transfronteriza.
“El contexto social, político y económico de nuestros territorios es alarmante y violento, no solo por los severos efectos de la crisis climática, sino también por el modelo de desarrollo económico hegemónico: capitalista, patriarcal y colonialista. El avance de los megaproyectos extractivistas, la implementación de políticas neoliberales y la presión de grupos anti-derechos afectan a nuestros pueblos y comunidades, pero principalmente a mujeres, jóvenes y niñeces”, expresan.
Como movimiento ambiental y feminista, quieren generar un cambio sistémico, donde la cosmovisión del buen vivir, la protección de los cuerpos/territorios y el rol fundamental de las mujeres, sean los pilares de esta nueva cosmovisión del cuidado.
Desde el movimiento denuncian: el despojo y desalojo de los territorios por los megaproyectos extractivos y otras actividades de explotación de los bienes naturales como la deforestación, contaminación minera, los avances de la frontera agropecuaria, la extracción hidrocarburífera, entre otros; ell nulo o escaso acceso a derechos a la tierra, el territorio, bienes comunes y naturales, educación, salud, vivienda, seguridad y soberanía alimentaria; la criminalización de la protesta social e invisibilización de la violencia ambiental ejercida particularmente hacia las defensoras de derechos humanos y ambientales; las consecuencias de la crisis climática (sequías, inundaciones, incendios, etc) y sus efectos diferenciados sobre las comunidades de zonas rurales, montañosas y costeras; la promoción e implementación de falsas “soluciones verdes” que no constituyen herramientas reales de transformación sostenible para el medio ambiente; la falta de políticas e iniciativas de reparación y restauración ambiental. El norte global no se hace cargo del daño ambiental que históricamente ha generado, siendo las comunidades del sur global quiénes pagan y hacen frente a las consecuencias ambientales.
Desde el movimiento proponen: activar voces que ayuden a visibilizar prácticas que lleven adelante en los territorios; multiplicar las acciones de resiliencia y cambio sistémico que realizan las defensoras en los territorios; exigir monitoreos ambientales comunitarios, donde las defensoras tengan un rol activo en la gobernanza de los territorios; promover incentivos de protección de ríos y ecosistemas; exigir a los gobiernos la ratificación del Acuerdo de Escazú.
Sumate a la campaña acá.
Un excelente reportaje sobre el proyecto de economía social solidaria Flor de Luna.
Gracias Jade Ramírez, @udgtv44 y sobre todo a prosumidorexs y consumidores que logramos juntxs esta labor. Nueve años de esfuerzos y logros. Nueve años de aprendizajes y alegrías. Nueve años de voluntad y resistencia.